jueves, 9 de febrero de 2012

Chapalangarra

Joaquín Romualdo de Pablo y Antón,
"Chapalangarra"
Joaquín Romualdo de Pablo y Antón nació en Lodosa (Navarra) el 26 de julio de 1784. Era un joven normal, labrador, como cualquier otro de la Ribera del Ebro, o de la España que iniciaba el siglo XIX.

En 1808, las tropas de Napoleón Bonaparte inician la conquista de España. Ese mismo año, Javier Mina, conocido como "Mina el Joven" o "El Estudiante", reúne un grupo de guerrilleros al que denomina Corso Terrestre de Navarra, junto con su tío Francisco Espoz. En 1809, Joaquín Romualdo de Pablo y Antón, al que todos llamaban "Chapalangarra", se alista a la guerrilla navarra, demostrando gran valor y dotes de mando, por lo que Espoz y Mina , en 1812, le hace formar el 6º batallón de la División de Navarra y 1º de Aragón. En 1813 es ascendido a coronel.

Finalizada la Guerra de Independencia, se traslada a Bilbao como agregado del Regimiento de Infantería de España. Apoya el Levantamiento de Riego y vuelve a la guerra en defensa de las ideas liberales. La invasión napoleónica dejó en España el veneno de la división entre los españoles, con la aprobación de la Constitución de 1812 en pleno estado de guerra, que dura hasta nuestros días. Se lo debemos a nuestros "aliados" británicos que luego fueron los principales beneficiados de nuestras pérdidas en América. Lindezas de Wellington, como bombardear una fábrica textil en Béjar por el simple hecho de ser la principal competencia de la suya en Inglaterra.

En 1823 es nombrado gobernador militar en Alicante hasta que tiene que huir a Gibraltar y, posteriormente, a Inglaterra, cuando regresa Fernando VII con los Cien mil Hijos de San Luís. En el Peñón coincide con el poeta romántico José de Espronceda, que se convertiría en un ferviente seguidor de las ideas políticas de "Chapalangarra", aconpañándole en su exilio por Inglaterra y Francia. En 1830, el de Lodosa, con otros generales como Espoz y Mina y Eraso, tratan de cruzar los Pirineos por Valcarlos para acabar con el régimen de Fernando VII. Y allí, en el intento, perdía la vida el famoso guerrillero, y después general, "Chapalangarra".

Es curioso cómo aquellos españoles que habían luchado juntos contra el invasor comenzaron a matarse unos a otros por tener distintas concepciones de la organización del Estado.

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